Usted puede decirme, “¿Pero cuando nena tenes un día normal?”. Bueno, el lunes pasado se fue al recontra carajo de raro.
A las 11 AM salí de Púan. Cuando bajaba la escalera un chico viene corriendo atrás mío al grito de “Faaaaaaaaustinooooo, Faustino volve, por favor Faustino volveee”. Ahora, de Faustino ni señales, ni de vida ni de existencia.
A la tarde iba camino a Sociales en el 152, y al lado mío se sienta un chico de la conocida universidad que esta en Puerto Madero y se pone a leer autoayuda (una estupidez de esas tipo “sea millonario, gástelo en una universidad privada católica, y logre repetir el ciclo con sus hijos”). El muchacho se agacha a buscar algo en su mochila y cuando miro, tenia el pantalón por las rodillas masomenos. Querido, autoayudate y subite el pantalón, que ver tus cuartos traseros a las 3 de la tarde no va a iluminar a nadie.
Bueno, llego a Sociales y voy a la biblioteca y cuando entro me doy cuenta de que el bibliotecario es igualito a Walter Benjamin.
Cuando entre a la sala divise al chico que creo que vive en la biblioteca y que tiene una computadora tan chiquita que no se puede creer y al que es adicto a la bebidas energizantes (9 de la mañana y cae a sociología de la cultura con un energizante),
Me siento y me instalo en una mesita y al lado mío había una chica que le estaba cantando a su libro de economía y le hacia gestos. No, no estaba cantando bajito mientras leía. Le estaba cantando al libro.
Un rato después entra un chico vestido con tres tipos de escoceses diferentes (y orgullosos de su combinación), otro chico que era igual a Redini pero con un bigote frondoso, y el gordito muerte (un profesor que siempre que dice “muerte” suena como muy tétrico y teatral).
Y por ultimo, un rato antes de que me vaya entró mi personaje preferido de toda la tarde: un chico en joggineta con tres alfajores en la mano, se los clavo al hilo y después se dice a si mismo “bueno, vamos a empezar”, sacó un apunte y se puso a leer.
¿Vieron que fue de verdad raro mi día?.
A las 11 AM salí de Púan. Cuando bajaba la escalera un chico viene corriendo atrás mío al grito de “Faaaaaaaaustinooooo, Faustino volve, por favor Faustino volveee”. Ahora, de Faustino ni señales, ni de vida ni de existencia.
A la tarde iba camino a Sociales en el 152, y al lado mío se sienta un chico de la conocida universidad que esta en Puerto Madero y se pone a leer autoayuda (una estupidez de esas tipo “sea millonario, gástelo en una universidad privada católica, y logre repetir el ciclo con sus hijos”). El muchacho se agacha a buscar algo en su mochila y cuando miro, tenia el pantalón por las rodillas masomenos. Querido, autoayudate y subite el pantalón, que ver tus cuartos traseros a las 3 de la tarde no va a iluminar a nadie.
Bueno, llego a Sociales y voy a la biblioteca y cuando entro me doy cuenta de que el bibliotecario es igualito a Walter Benjamin.
Cuando entre a la sala divise al chico que creo que vive en la biblioteca y que tiene una computadora tan chiquita que no se puede creer y al que es adicto a la bebidas energizantes (9 de la mañana y cae a sociología de la cultura con un energizante),
Me siento y me instalo en una mesita y al lado mío había una chica que le estaba cantando a su libro de economía y le hacia gestos. No, no estaba cantando bajito mientras leía. Le estaba cantando al libro.
Un rato después entra un chico vestido con tres tipos de escoceses diferentes (y orgullosos de su combinación), otro chico que era igual a Redini pero con un bigote frondoso, y el gordito muerte (un profesor que siempre que dice “muerte” suena como muy tétrico y teatral).
Y por ultimo, un rato antes de que me vaya entró mi personaje preferido de toda la tarde: un chico en joggineta con tres alfajores en la mano, se los clavo al hilo y después se dice a si mismo “bueno, vamos a empezar”, sacó un apunte y se puso a leer.
¿Vieron que fue de verdad raro mi día?.
1 comentario:
nooo boluda, super bizarro me cague de risa...los dias asi pasan a la historia jajaja
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